El informe «Los muros de Europa» analiza la proliferación de muros en la UE y sus consecuencias humanas, ambientales y narrativas.
Se
acaba de publicar el informe «Los muros de Europa» una
investigación en la que han participado la Fundación porCausa de
investigación, periodismo y migraciones; We are Solomon; Outriders;
Baynana y “El Confidencial”, y que analiza el fenómeno de la
proliferación de muros en la Unión Europea y sus consecuencias
humanas, ambientales y narrativas.
El
informe señala que “el
número creciente de muros no ha conseguido que la gente deje de
moverse. Si ha vuelto más violentos estos viajes.
Tras las divisiones internas y el ascenso de la ultraderecha en las encuestas fruto de la acogida de refugiados durante la crisis de 2015, la práctica totalidad de los Gobiernos de la Unión Europea abrazaron, de manera directa o indirecta, la construcción de vallas para poner freno a la llegada de inmigrantes y solicitantes de asilo. Lo que empezó como una respuesta drástica — y criticada de forma casi unánime en Bruselas— por parte del Gobierno húngaro de Viktor Orbán, quien decidió ese mismo año vallar por completo la frontera con Serbia, acabó convirtiéndose en la estrategia que ha definido la política migratoria europea durante los últimos ocho años.
España fue una pionera en la securitización de las fronteras, cercando por completo las ciudades de Ceuta y Melilla, en la costa africana, durante la década de los 90. Pero la crisis de refugiados fue el verdadero parteaguas para el continente. En 2014, el espacio Schengen contaba con 315 kilómetros de muros y vallas fronterizas. Hoy en día, se encuentra rodeado o atravesado por 19 de estas estructuras, que suman más de 2.000 kilómetros de longitud y están equipadas con una creciente variedad de sistemas de detección, como cámaras, drones, sensores de movimiento y torres de vigilancia.
Los nuevos muros de la fortaleza europea no sólo han afectado a quienes desean cruzarlos. A lo largo de estas líneas divisorias se acumulan los problemas para la economía, el ecosistema y los habitantes de las poblaciones fronterizas, cuyas quejas a menudo quedan eclipsadas por la batalla de narrativas opuestas centradas en la «amenaza migratoria» o el sufrimiento de los refugiados. Mientras tanto, los bolsillos de los traficantes de personas, un oficio ilícito cada vez más rentable, no han parado de llenarse.
España, otrora tierra de emigrantes, se convirtió en un país de tránsito y destino para los flujos migratorios cuando se unió a la Unión Europea. Una de las primeras reacciones del Gobierno español fue la de poner una valla en Ceuta y Melilla. Las dos únicas ciudades europeas en África.
Informe completo: https://www.elconfidencial.com/mundo/2023-11-29/europa-muros-migratorios_3783210/