El periodista Maiol Roger Homs analiza las circuntancias de “muchos compañeros y compañeras quemadas que o quieren dejar su trabajo o lo hacen asqueados”.
“Cada uno tiene ese momento en el que ha pensado: ¿seguro que estoy haciendo lo que quiero hacer? Yo recuerdo esa historia con cuatro niños muertos en los que mi error fue no tener las fotos de los niños; o esa discusión en prime time con un político que acabó con mil insultos por Twitter al día siguiente; o esa llamada a medianoche de un domingo de un alto cargo de un partido exigiéndome cambiar una palabra en un breve”.
Esto expone el periodista Maiol Roger Homs en su artículo La salud mental y los periodistas publicado en el boletín de “media.cat” en el que analiza las circuntancias que han llevado a “muchos compañeros y compañeras quemadas que o quieren dejar su trabajo o lo hacen asqueados”.
Seguidamente aporta este listado de elementos que considera de riesgo:
1. La información. Un muerto tras otro. Desahucios. Pobreza extrema. Niños con realidades durísimas. Contarlo cada día cuesta: unos hacen corteza, otros acaban agotados.
2. La presión interna. La de las cabezas. Sé el primero y el más rápido. Quiero esta historia exactamente de esa manera. Olvida al titular y pon lo que yo quiero. La tuya: Saca más noticias que la persona con la que compartes área. Hay una página, un minuto de televisión y sólo puede ser para uno. La conexión constante. No dejar el móvil ni un segundo. Adictos al teléfono con la excusa de «es por trabajo». No tener vida personal porque «estoy trabajando». Y a todo sumar la competitividad: tantos clics. El share diario. El EGM trimestral.
3. La presión externa . Titula como yo quiero. Ni se te ocurra publicar esto. Si no me haces caso iré por arriba y lo diré. Vigila que no sabes con quién estás hablando. Y llamadas, y mensajes, y todo para evitar que cuando te sientes a escribir o te pongas delante del micrófono no digas lo que crees que deberías decir.
4. La exposición pública. Insultos en Twitter. Comentarios al pie de la noticia. No tienes ni idea de periodismo. Te paga tal partido o tal otro. Qué mierda lo que haces. “Goebbles se masturba en su tumba mirándole y disfrutando de lo bien que manipula la información” (Caso real. Tiene su punto de imaginación). Y si no eres un hombre cishetero sumamos el machismo y la homofobia. Todos nos decimos a nosotros mismos que no hay que hacerle caso en Twitter. Pero no hay forma, el acoso digital sigue. Por cierto: que ni un millón de tuits taparán la honestidad, el rigor, y la profesionalidad de Sara González en los cientos de artículos que ha escrito en su carrera. Que quede escrito.
5. La precariedad. 14 horas al día por ser poco más que mileurista. Medios que funcionan para que sus periodistas de base sientan orgullo de pertenecer a una marca de prestigio y así superan la depresión de ver la nómina. ¿Vale la pena aguantar las cuatro primeras por lo que pagan?
