Además, recuerdan al Parlamento Europeo que por esa autorización, deben “recibir una remuneración justa”. Apoyo de la FIP.
«Todos los modelos de inteligencia artificial generativa que existen hoy en día han sido entrenados en secreto con enormes cantidades de contenido protegido por derechos de autor y datos personales que han sido extraídos y copiados de Internet, sin ninguna autorización ni remuneración para los creadores que representamos».
En una carta enviada el 25 de julio a los nuevos miembros electos del Parlamento Europeo, las organizaciones de creadores europeos instaron a los eurodiputados a situar las nociones de transparencia, consentimiento y remuneración de los autores e intérpretes en el centro de todas sus iniciativas relacionadas con el uso de la inteligencia artificial (IA).
Si bien reconoce el aporte positivo que la IA puede tener en la creación, el grupo, que representa a escritores, traductores, intérpretes, compositores, autores de canciones, directores de cine, guionistas, artistas visuales, periodistas (FIP/FEP) y otros trabajadores creativos, denuncia la falta de salvaguardas legislativas de la UE para proteger a los creadores contra la amenaza del uso generalizado de su contenido por parte de la IA.
«En claro contraste con las prácticas actuales, creemos firmemente que los autores e intérpretes deben poder decidir si sus obras deben ser utilizadas por la IA generativa y, en caso afirmativo, recibir una remuneración justa. Ahora que está a punto de comenzar un nuevo ciclo de políticas de la UE, les instamos a apoyar un marco jurídico más claro que preserve los derechos de los creadores y la integridad de sus obras”.
La FIP, de la cual es miembro la FeSP, apoya plenamente la necesidad de adoptar un marco legislativo de la UE que proteja plenamente los derechos de quienes están detrás de una creación, ya sean libros, artículos de prensa, fotografías o vídeos, y que ofrezca un espacio para el consentimiento de los creadores.
Cualquier intento de permitir un uso generalizado de la obra de los creadores sin remuneración ni respeto por sus derechos de autor obstaculizará gravemente los ingresos de los creadores y, en última instancia, provocará un grave declive de la creatividad europea.