Su ministro de Comunicaciones, Shlomo Karhi, impulsa medidas que potencian el control estatal y prohiben medios extranjeros peligrosos.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) denuncia que en plena guerra de Israel en Gaza y Líbano, el Gobierno israelí encabezado por Benjamín Netanyahu avanza en reformas que ponen en riesgo la libertad de prensa. El ministro de Comunicaciones, Shlomo Karhi, impulsa medidas que centralizan el control estatal, incluyendo la prohibición de medios extranjeros considerados «peligrosos», la intervención presupuestaria en la cadena pública Kan, y la promoción de canales privados progubernamentales exentos del pago de licencias. Reporteros Sin Fronteras (RSF) alerta sobre estos ataques sin precedentes a la independencia y el pluralismo de los medios, pilares de toda democracia, y pide al gobierno israelí que abandone estas reformas.
Desde hace varias semanas, la agenda de reforma legislativa en el ámbito de los medios, impulsada por el ministro de Comunicaciones, Shlomo Karhi, se ha acelerado, en un contexto marcado por la cruenta guerra en Gaza y Líbano.
La noche del 20 de noviembre, el Parlamento israelí aprobó una versión más estricta de la conocida como ley «Al-Jazeera», un nombre acuñado por la prensa del país. Esta medida excepcional, implementada inicialmente en abril de 2024 por un periodo de cuatro meses y renovada en julio, ha sido nuevamente prorrogada. La reciente enmienda amplía su vigencia a seis meses y endurece las restricciones, estableciendo la prohibición de emisión en Israel de cualquier medio extranjero que los servicios de seguridad consideren “perjudicial para la seguridad nacional”, con un margen de entre 45 y 60 días para su ejecución.
Anne Bocandé, directora editorial de RSF ha dicho: El Gobierno de Benjamin Netanyahu está llevando a cabo un ataque frontal contra la independencia editorial y el pluralismo de los medios en Israel. El ministro de Comunicaciones, Shlomo Karhi, representante del partido de línea dura Likud, está utilizando el contexto de la guerra actual, la más larga de la historia del país, para silenciar a las voces críticas con la coalición de extrema derecha en el poder.
Estas leyes sobre los medios fueron presentadas por diputados del Likud y posteriormente aprobadas por el comité legislativo interministerial, dominado por el mismo partido político. Estos ataques, en particular a la cadena pública Kan, tendrán un impacto negativo duradero en el panorama mediático israelí, en primer lugar al mancillar uno de sus estandartes: la prensa libre de un sistema que se ha autoproclamado la “única democracia de Oriente Medio”.










